FIN DE LA HISTORIA

 LA CIUDAD DE LOS GIGANTES VUELVE A TENER VIDA


El traslado a la ciudad de los gigantes de todo lo necesario para poder habitarla por los pasajeros de Arca, llevó varios días, pero poco a poco todos esos lugares se fueron ocupando, la verdad que la ciudad era hermosa, el lugar preferido por todos fue en torno a la plaza principal, todas las casas poseían una planta alta, a las que se accedía por una escalera de la misma piedra naranja y roja, solo se debía de recompensar sus alzadas y pedadas para que los nuevos habitante  de menor estatura que los primitivos pudieran utilizarla con comodidad. Todos los ambientes estaban ventilados y luminosos, extrañamente no existían ni puertas ni ventanas, solo el hueco limpio, y se podía observar que jamás habían tenido porque no se veía ningún tipo de fijación en ningún lado.

Desde la planta alta se salía a una gran terraza la que seguramente se cubría con alguna tela o toldo grueso para protegerse de los rayos de Sale (sol de tierra Nueva, bautizado por los tres expedicionarios)

Tampoco se observaba  ningún tipo de equipamiento, daría la sensación que los gigantes dormían en el suelo, quizás sobre un manto de hierba seca, y que en apariencia poseían muy pocos cosas o ninguna para sus necesidades cotidianas, tal vez era una vida despojada de todo lo material pero con un sistema de vida rico en lo intelectual, esto solo era una suposición imposible de comprobar.

Todas las casas contaban con un amplio baño que poseía una bañera fija al piso, y la pared que debería dar al exterior no existía, esto implicaba que para sus baños de inmersión si eran de noche debían de disfrutar del cielo estrellado más las tres lunas de Tierra Nueva y si lo realizaban de día disfrutaban de Sale que penetraba profundamente en ese local para su baño. 

En la planta baja lo que debería ser la cocina era un fogón en el centro del ambiente rodeado de piedras de 1 metro cúbico cada una, es decir que la familia comía entorno al fuego. Las piedras se dejaron y solo se les agregó un escalón de madera para facilitar su utilización. 

También la ciudad poseía un sistema muy disimulado de recolección de aguas servidas y próximo a su puerta un depósito de agua, que llegaba desde el lago mediante algún sistema de bombeo que no se podía descifrar, dado que el lago se encontraba a unos diez metros por debajo del nivel de la ciudad.

El capitán Connors, charló con unos jóvenes ingenieros que formaban parte del pasaje y les transmitió lo descubierto por Gautinio con respecto a las usinas, y si se podían encargar de estudiar esta cuestión que podría ser necesario en algún momento utilizar esa tecnología, los cuatro ingenieros aceptaron muy entusiasmados en poder descubrir esta rara fuente de energía. 

El edificio del gran techo cóncavo perforado, se dejó libre para las reuniones de coordinación, allí se realizaría lo que bien se podría denominar las reuniones de consorcio.

Faltaba bastante para el invierno pero el capitán Connors quiso estar preparado para cuando la temperatura bajara, una posibilidad era armar para ese momento las carpas térmicas dentro de las habitaciones que eran muy amplias.

También se construyó el portón principal, que se realizó de gruesos troncos montado sobre ruedas para que se deslice al abrirlo.

La ciudad de los gigantes era para aproximadamente 1.000.000 de habitantes pero se resolvió que todos habitarán las viviendas próximas a la plaza principal por un tema de seguridad. También se decidió que durante la noche se mantuviera encendida una fogata en el centro de la plaza y a modo de precaución siempre tener preparadas antorchas para ahuyentar si fuera necesario algún animal peligroso.

Se planteó mantener una guardia nocturna de cinco personas para vigilar, el capitán Connors dispuso que las veinte pistolas de disuasión estuvieran en un lugar próximo a los encargados de las guardias.


En la primer reunión de coordinación todos estaban presentes, se realizaba después de cenar y para la mayoría era una forma de sociabilización y entretenimiento, la reunión la presidía el sargento Strees, se encendía una fogata en medio del salón, por algún motivo lo de la fogata para las reuniones era un clásico y siempre existían voluntarios para buscar leña y encenderla, los temas del día eran, la vigilancia nocturna, el acarreo de agua, la limpieza de los lugares comunes, el retiro y ubicación de la basura, y algo más que a muchos les interesaba era saber cuándo conocerían a los tres expedicionarios. 

En cuanto a la vigilancia nocturna, se resolvió que solo la realicen hombres jóvenes, turnándose una noche por vez, el tema respecto del acarreo de agua se resolvería utilizando uno de los drones que por viaje podía trasladar 2.000 litros, en total eran 98 familias por lo cual se necesitaría por día unos 500 litros por cada familia siendo conservadores, esto implicaba realizar 25 viajes del dron por día al lago, esta cantidad de viajes implicaba un consumo de combustible enorme y la posibilidad de que se deteriore prematuramente este fundamental y único medio de transporte, esto disminuiría la capacidad de trasladarse en caso de alguna emergencia, pero por el momento no existía otra posibilidad por lo cual hasta no conseguir otra solución  se recomendaba racionar el agua al máximo. 

Con respecto a la basura se realizarían a la brevedad unos depósitos de compost dentro del muro de la ciudad y algo retirado de la plaza. Para la limpieza de los lugares comunes, esto no era algo de importancia, porque a diferencia de las ciudades terrestres aquí no existían paquetes, cartones, o envoltorios de alfajores, quizás alguna hoja seca, pero nada más. Por último con respecto a la visita de los tres exploradores, se decidió que cuando el capitán Connors los fuera a visitar nuevamente, coordinará una reunión en la ciudad y alguien propuso realizarles un merecido agasajo que todos aceptaron.


EL VIAJERO DEL TIEMPO


Gautinio se encontraba clasificando su colección de bichos cuando sintió algo en el claro del campamento, al acercarse  para ver por la ventana, parado allí se encontraba el viajero del tiempo.

¡Hola Gautinio! ¿Cómo te encuentras? ¿Cómo está usted Azul? Muy bien Gsutinio, quería comentarles algo importante. Justamente venían de la huerta Frida y Gabi, después de saludar a Azul, escucharon los tres lo que tenía para contarles.


Hemos comprobado, dijo el viajero, que en su tierra están muy activos y quieren enviar otra nave con mucha más gente, esto nos preocupa porque lo digo con sinceridad, no para ofenderlos a ustedes que sabemos son muy respetuosos de su hábitat, pero sus hermanos terrícolas cuanto más peor, son riesgosos para mantener en equilibrio a la naturaleza, no llegamos a entender ciertas a actitudes desaprensivas con el mundo que los rodea. Y debo decirles que personalmente he comprobado algunos sistemas de vida dentro de este universo muy similares a los terráqueos, que se convirtieron en una piedra muerta. Al principio los cambios son insignificantes, después se incrementan y por último ingresa todo el sistema en una etapa muy acelerada y crítica imposible de detener en donde todo tipo de vida desaparece.

¿De qué modo podemos ayudar preguntó Gautinio? Ahora mismo, dijo Azul, el contingente que ocupa la ciudad de los gigantes, querrán obtener más confort, y justamente el confort suele ser la causa por la cual las cosas se distorsionan y el desequilibrio impera. Ustedes tiene la oportunidad de enseñarles su estilo de vida, no es simple, pero tampoco imposible. Los saludos queridos amigos...y el viajero del tiempo desapareció. 


A los pocos minutos de irse Azul, el dron del capitán Connors aterriza próximo a los tres exploradores.

Después de saludarlos, el capitán, los puso al día de los avances en la ciudad de los gigantes, y su satisfacción por la excelente idea de Gautinio y también comentó lo del grupo de ingenieros que estaban trabajando para poder saber si existía la posibilidad de poner en marcha a la Usina. Si lográramos ponerlas en marcha, dijo el capitán, lograríamos tener energía y no estar preocupados por el agotamiento de las pantallas. ¡Sería genial! Exclamó Gabi, lo mismo afirmaron Frida y Gautinio.

Gautinio le comentó al capitán lo dicho por Azul, el viajero del tiempo, y la responsabilidad que le había encomendado, me parece una muy buena oportunidad, dijo el capitán, para que vengan a la ciudad, casi todos quieren conocerlos, y sería muy interesante ir planeando si a ustedes les parece mudarse con nosotros.

A Frida se le iluminó la cara, Gabi aceptaba siempre que le permitieran llevar las mulas y Gautinio también si le permitían llevar su colección de piedras y bichos.

Los cuatro rieron con ganas.

Mañana al atardecer regreso a buscarlos, dijo el capitán, vendré con el sargento Strees en los dos drones.


LA PRIMER REUNIÓN SOCIAL EN TIERRA NUEVA


Durante todo ese día Frida estaba muy preocupada por la impresión que darían a toda esas personas, era consciente que su apariencia no era de la mejor, su ropa y sus calzados eran muy rústicos y lo peor, su pelo y el de Gabi y Gautinio, pero en un momento se dijo que todo eso de las apariencias aquí en Tierra Nueva no tenían sentido, lo importante era que el agua pura y cristalina del lago, permitía mantener sus cabellos suaves y muy limpios, al igual que sus atuendos.

A la hora indicada llegó el capitán Connors y el sargento Strees, los vinieron cada uno en un dron, Frida y Gabi, viajaron con el capitán y Gsutinio con el sargento. 


Los tres exploradores aunque no lo aparentaran, reunirse después de más de cuarenta años con una importante cantidad de seres humanos, les ocasionaba dos sensaciones la primera deseos de reunirse y la segunda una enorme incertidumbre por saber cómo serán recibidos. El viaje duró no más de media hora, la tarde había caído dando paso a la majestuosa noche de Tierra Nueva, el capitán y el sargento dieron una primera pasada por encima de la plaza principal, y los tres exploradores pudieron observar que se habían encendidos varias fogatas y todos los anfitriones se encontraban en el lugar, el capitán y el sargento aterrizaron sus drones frente al gran portón del lado exterior, querían lograr una sorpresa, Gautinio y Gabi se pararon a cada lado de Frida, y por algún motivo, en tanto se corría el pesado portón se tomaron de la mano como si los tres comprendieran que esa noche comenzaba una nueva etapa de sus vidas.


Cuando el portón terminó de abrirse, el capitán exclamó ¡sean ustedes bienvenidos! y con su mano indicó el camino. Cuando los tres exploradores ingresaron a la gran plaza iluminada por las fogatas, todos los presentes al ver la visita recién llegada, comenzaron a aplaudir con fuerza, el aplauso duró varios minutos, esta grata sorpresa iluminó la cara de Frida, Gabi y Gautinio, que sintieron por primera vez en sus vidas un reconocimiento bien merecido, un grupo de chicos le entregaron a Frida un ramo de flores silvestres que ella agradeció dándoles un beso a cada uno.


Esa noche en la ciudad de los gigantes, nuevamente, quizás después de miles de años, por su puerta ingresaron,...¡tres gigantes!


FIN



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